V: ¿Por qué te ponés tan linda en verano? (parte 2)
¿Qué pasa Buenos Aires? Hablándote por segunda vez en el mes. Es que no quiero ser aburrida ni predecible, quiero que siga pareciendo que sé exactamente lo que estoy haciendo.
Playlist del volumen:
Esta arranca medio para hacer la chanchada termina medio para llorar pija.
Recuerden que pueden colaborar a Mercado Pago.
Alias: la.novia.de.tu.papa
No sé qué estoy haciendo. El verano en Buenos Aires solía ser mi lugar feliz pero ahora hay un clima distinto cada semana y yo no tengo idea de qué estoy haciendo.
Para esta segunda parte mi idea era contarles de los días que le siguieron a año nuevo. Contarles que cuidé al perro de S en la casa con pileta cuando ella y el bolas tristes de su novio se fueron a Costa Rica, que vinieron mucho el resto de mis amigas a visitarme, y que charlamos y nadamos todo enero. Contarles que N volvió a cortar con su novia y ésta vez de nuevo es definitivo, contarles que B está enamorada de otro paki.
Ahora que lo conozco más, me doy cuenta de que B también se arma toda una historia con su obsesión de turno y vive toda una relación, de enamoramiento a ruptura, en su cabeza. Sin que la otra persona se entere nunca. Somos idénticas en ese sentido. Me emociona. Lo amo. Hablamos mucho de eso, de que ambas somos la eterna amiga de la romcom, a la que no le pasa mucho pero de alguna manera es el personaje más icónico.
Todo lo que sé sobre relacionarse lo aprendí de escuchar a mis amigas. Vivir a través de los demás da cierta sabiduría, porque todo parece muy claro cuando no te afecta directamente. Por eso soy buenísima dando consejos, porque a todos les pasan más o menos las mismas cosas menos a mí, que simplemente las escucho y aprendo.
Quería contarles un poco de todo eso, de mi amigo nuevo y mi amiga no tan nueva y yo viviendo aventuras de verano. Contarles que los eché de la casa sólo con la esperanza de conseguir una cita y coger en esa cama plus slay queen size. Contarles que fracasé casi siempre. Contarles que la única vez que lo logré fue increíble.
Entonces me dí cuenta: no tengo idea de cómo se cuenta una buena cita. No se me ocurre ningún formato ocurrente para relatar un evento que estuvo más que bien. No sé hablar de mí cuando me pasa algo lindo.
La cosa es que los primeros días del año con N y B fueron muy tranquis, mirábamos pelis de terror toda la noche, dormíamos hasta tarde, nos metíamos a la pile y comíamos todo el día. Pasamos semanas en un estado de vacaciones constante de todo, de la rutina y de la fiesta, de la ciudad y del destino turístico.
Pero todo verano perfecto tiene que despegar, a veces se hace de noche y entonces toca seguir las luces.
A mediados de enero nos habíamos cansado de nuestra vida de jubiladas y decidimos de manera unánime y sin que ninguna lo verbalice que era momento de retomar algún ritual. Algo que nos devuelva un poco la juventud, sentirnos vivas de otra manera por un ratito. Y entonces volvimos a salir a bailar.
Bien podríamos habernos quedado ya que estuvimos toda la noche en el VIP de un boliche, hablando solo entre nosotras tres, diciéndonos cosas lindas, ignorando toda acción a nuestro alrededor. Realmente no puedo nombrar una sola cosa que haya pasado esa noche. Solo que B me dijo que me amaba, que estaba muy agradecido por haberme conocido y que yo le dije a N que me había salvado la vida, que su existencia me inspiraba.
Lo que dije es cierto, en el verano de 2020 cuando yo no sabía quién era, N y T, otra draga amiga, me bautizaron mostra y me dijeron que ahora podía inventarme de cero, como habían hecho ellas y tantas otras. A eso me refería mientras le decía que me había salvado la vida y por eso se que es cierto. Porque es lo que pasó. Y por eso sé que B también estaba siendo sincera conmigo. Ya saben lo que dicen: los borrachos, los niños y el MD siempre dicen la verdad.
No hay mucho más que contar sobre esa noche, pero al día siguiente todo se puso interesante. Me levante sola en la casa de S, después de la fiesta habían querido seguirla pero ya es sabido que si yo no la termino en manos de un hombre necesito terminarla en las propias y sí, con esto me refiero a masturbarme y dormir sola abrazada a la almohada.
Lo que más me gusta de quedarme en la casa de otra gente es usar su ropa, obvio. No porque sea necesariamente lo que yo elegiría usar o lo que me gusta, si no porque al no ser mi estilo, puedo armarme un personaje para ese día.
En este caso fue un pantalón de los lakers del bolas tristes tiro bajísimo que dejaba ver la cintura de una bombacha calvin klein de S (que usé arriba de la trucadora porque tampoco soy una rancia) y el corpiño que hacía juego. Completé el total outfit con mis zapatillas blancas de plataforma, dos rodetes meticulosamente desprolijos y unos anteojos diminutos. Sí iba a salir a pasear al perro y comprarme el desayuno a un bar cool con café de autor, tenía que vestirme para la ocasión.
Lo primero que vi cuando llegué al bar haciendo cosplay de una joven promesa fue a H. Menos mal que armé algo. Eso es lo peor de Colegiales, una no se puede relajar ni para ir a comprar el desayuno.
Él está claramente vestido con la ropa con la que salió la noche anterior. No son las manchas en su pantalón las que lo delatan. Es el hecho de que casi siempre en los varones, aunque su ropa para salir y la que usan a diario es idéntica, la de noche siempre se nota más nueva. Me mira y se ríe.
- Vos estás toda diosa y yo estoy matado - Buena observación, no entiendo si es un halago o se está burlando de lo overdressed, pero es buena.
- Me puse el pantalón de un amigo arriba de la ropa con la que dormí - Respondí como para sacarle crédito a mi lookazo.
Inserto el amigo para generar confusión. Hago mucho esta pelotudez de intentar decir “Tengo una vida sexual activa y soy super relajada con los chabones que me cojo, son amigos” y a la vez intentar dar celos. Obvio que nunca va a salir nada bueno de eso. Después quedo hecha mierda y es esperable, cualquiera juega ese juego mejor que yo.
- Ah, mira. ¿Así dormís? - Me tira. Ojo con lo que vas a decir forro de mierda - Me sirve el dato.
No llego a responder porque justo gritan su nombre en la barra y va a retirar su pedido. Dos cafés. Con dos scons de queso. Para llevar. Durmió con alguien y le está llevando el desayuno a la cama.
H es realmente precioso y no tiene que ver necesariamente con su apariencia. Es decir, es bastante hegemónico si. Pero además es esa clase de varón que, al ratito de conocerlo, te olvidas de que es lindo porque es muy raro. Hasta que esa rareza te empieza a parecer fascinante y te das cuenta de que lo más lindo que tiene es cómo interactúa. Con todo. Su manera de habitar el mundo es lo que lo hace precioso.
Es un incómodo divino con las peores habilidades sociales. Siempre que habla dice lo primero que piensa mientras lo está pensando aunque no lo haya terminado de entender del todo, aunque no sea completamente cierto. Y para mí, que pienso y elaboro todo lo que digo hasta que se convierte en una completa mentira, eso es fascinante.
Ah okay, me encanta. Que peligro los hombres que no se saben lindos.
Mi respuesta a su comentario de tiroteo fue hacerme la desinteresada porque, en lo poco que entiendo de heterosexualidad por ahora, creo que a los varones les encantan las forras. O en realidad les gustan las chicas que son tan lindas como para poder darse el lujo de ser unas forras.
H se va medio rebotado, soy una idiota. N me dice siempre que trato mal a los varones que me gustan y que esa, una vez terminada la secundaria, es una pésima estrategia. Ella seguramente le hubiese respondido alguna genialidad. “Así duermo cuando duermo sola” por ejemplo. Cortita, una aclaración trola y sutil. Como diciéndole “Sí querés ver como duermo cuando duermo con alguien vení a averiguarlo”, pero sin decirlo. Eso le tendría que haber respondido. Soy una idiota.
Una semana después ocurre el milagro: H me agrega a mejores amigos. Pocas cosas me entusiasman más que el circulito verde alrededor de la foto de perfil del que me gusta. Si, a veces soy muy boluda, pero no me pueden negar que a también les pasa. Que generación fantástica.
Me quedo mirando el celular paralizada un rato, con miedo de abrir la historia a los pocos segundos de haber sido publicada y acá quiero pedirnos un favor a todxs. ¿Podemos cortarla con esa idiotez? Sí estamos todo el día con el celu en la mano ¿Qué es esta locura de no poder ver ni contestar una historia en seguida? ¿Por qué eso es un parámetro de algo? ¿Y por qué ese algo tiene que necesariamente ser malo? ¿Desde cuando nos deserotiza tanto el interes? Además, si lo que estamos buscando es que nos respondan ¿No es mejor que lo hagan cuando la acabamos de subir que todavía andamos por ahí? Vivimos adictxs a la inmediatez pero sí alguien nos la ofrece genuinamente, nos espanta. Que generación de mierda.
Miro la cara de H y su auroéola verde y no sé sí quiero averiguar qué hay adentro. Hay un vértigo en descubrir qué clase de contenido publica ahí. Pueden ser memes que no se anima a compartir públicamente porque hay una performance virtual que sostener, que sería terrible, o nudes de varón que sería aún peor. Pero también puede publicar fotos más cuidadas de él siendo lindo y mostrando la cantidad adecuada de piel, que sería bárbaro, o memes en los que tenga algún comentario ocurrente sobre ser un sucio y dar chirlos, que sería aún mejor.
Entonces abro la historia. Es un fondo negro con unas palabras encima.
La verdad que, en otras circunstancias, preferiría arder en el infierno que ir al Gaumont a ver una peli independiente con un chico de la FUC, sin ofender. Pero es enero y hace frío en Buenos Aires y si la temperatura puede actuar en contra de lo estipulado entonces yo también. Así que le respondo.
La película fue una mierda, nivel no pasó hace tanto y ya no me acuerdo de qué se trataba. Por suerte a H tampoco le gusto y no tuve que caretearla. Sí hubiese tenido que hacerme la que no la había pasado terrible para complacer a un pretencioso se habría comprobado que efectivamente este plan era peor que el infierno. Que lo de actuar fuera de la zona de confort es una pelotudez que todos decidimos creer y repetir. Lo lindo es que cuando salimos del cine había llovido y caminamos por Callao en un clima medio otoñal, de frío y lluvia, de vestido botas y campera enorme, de ganas de pegarse al cuerpo del otro.
- ¿Estás para que tomemos una birra? - Me preguntó.
A mi la birra me cae pésimo, me llena de pedos y ni siquiera creo que me guste tanto. Pero me embriaga muy rápido a un nivel muy inofensivo en el que soy graciosa sin estar pasada de rosca. Así que acepté.
Fuimos a La Academia, porque a un porteño alterno nada le gusta más que un bar tradicional del centro. Y a mi nada me gusta más, en términos de trama, que una primera cita en un lugar atendido por el mismo mozo hace cincuenta años. O tal vez si hay algo que me gusta más: que la peli que me como la coprotagonice un porteño alterno de 1.90.
Estoy intentando hacer el ejercicio de dejar de darle sentido narrativo a la vida, pero no me sale.
En la tele jugaba River contra alguien, y la única otra mesa que ocupada era la de dos señores mirando el partido. Tal vez en el fondo había más chabones jugando al pool, no recuerdo exactamente, pero por fuera de eso estábamos solos.
Hablamos mucho de qué hacemos de nuestras vidas, de cómo estamos con eso, de que tenemos ganas de hacer. Todo ese tipo de cosas de las que fingimos que nos interesa hablar cuando lo que realmente nos interesa es el otro. Yo ya empezaba a querer que esto fuera a una cita y a dudar de sí efectivamente lo era cuando, después de un chiste muy malo que hizo y ahora no recuerdo, dijo algo que me volvió loca.
- Sí querés mañana cuando cuentes de hoy podes decir que saliste con un chico que es un idiota - Lo confirmó, en este momento estamos saliendo, esto es una cita.
- Vos podes decir lo que quieras, siempre y cuando digas que soy estúpidamente hegemónica - Respondí con algo que me gustaría que fuera solo un chiste pero es mi verdad más profunda - Sí querés, decí que soy una tarada, una loca o un embole pero que estoy buenisima.
El me dijo que confíe en que así iba a ser y se rió. La puta madre cuando se ríe es aún más precioso, tiene una sonrisa gigante que cuando aparece le comprime todo el resto de la cara. Y los dientes son tan perfectos que un poco jode. Me encanta. Necesito un pucho.
Por suerte N también fuma así que decidimos pagar y salir a seguir caminando y fumar mientrás vemos cómo se sigue. Afuera ya había oscurecido y yo ya estaba un poco borracha. Esa zona de Buenos Aires, sobre todo de noche, me hace acordar mucho al sentimiento que tenía cuando era chica y venía a pasar el fin de semana. Me recuerda que la ciudad es enorme y está llena de gente y que, de alguna manera, eso me enamora y me rompe el corazón a la vez. Le dije eso mientras cruzábamos Corrientes y en seguida me sentí una boluda, pero a él le encantó. Que fácil es impresionarlos a veces.
Decidimos entonces que había que disfrutar el frío y la noche en esta ciudad sobrepoblada pero que en enero parecía estar vacía para nosotros dos. Compramos un vino en un super y pedimos un destapador en un café y encaramos para Recoleta a encontrar una plaza donde tomarlo. En un momento nos colgamos mirando unas pintadas en la pared y cuando nos dimos cuenta, estábamos muy cerca mirándonos a los ojos.
- Ay - dijo, medio entre risas.
- ¿Qué? - respondí
- ¿Me parece a mí o vamos a chapar? - Preguntó como jugando a algo.
- Ay no sé - Respondo imitando su tonito.
- En un rato. ¿No?
Entonces me morí un poco. Unos días atrás hablando con B le había dicho que ese era mi momento preferido de un primer beso con alguien que te gusta. Esa milésima de segundo en la que ya estás tan cerca como para saber que efectivamente va a suceder, pero todavía no pasó y queda una mínima cuota de misterio. El chabón encontró la manera de transformar ese segundo en un rato más largo, como si supiera lo que me estaba haciendo. Cómo sí alguien le hubiese dicho que con ese simple gesto y a partir de entonces podía hacer conmigo lo que quisiera.
Que peligro los hombres que se saben lindos pero actúan como sí no tuvieran idea.
Nos besamos recién cuando llegamos a la plaza con la botella de vino vacía, y no paramos de besarnos en toda la noche. De hecho empezamos un juego que consistía en proponer lugares dónde chapar, adentro de otro súper comprando otra botella, al lado de un policía, en el medio de la senda peatonal.
En un momento de ese juego, en la puerta de un bar muy cheto, me agarro con las dos manos del culo y me levantó. Normalmente hubiese muerto del cringe, pero me gustó demasiado como para que me importe. Además, ya estaba completamente borracha y caliente. Cuando me bajó nos dimos cuenta de que habíamos roto la tira de mi cartera.
- Dejame probar algo - dijo y me la enredó en el cuello haciendo la cantidad exacta de presión.
- Nos vamos ya - Le dije, todo muy lindo con la romcom y la aventura pero ya era momento de encerrarnos en una casa y no salir por lo que quedara de verano.
En el taxi de camino a lo de S la situación no se tranquilizó. El le preguntaba por el partido de River al conductor mientras subía su mano por mi pierna abajo del vestido, yo le daba besos en el cuello, él subió mi muslo al suyo, yo le agarré la pija.
Cuando llegamos lo primero que hicimos fue ir al patio, no se por qué pero entramos besándonos y terminamos ahí. Entonces descubrió la pileta y propuso que nos tiremos. Yo quise argumentar que hacía frío pero antes de que pueda terminar de hablar, H ya me había sacado el vestido y yo a él la remera. Y se bajó el pantalón, y me levantó de nuevo, y cuando quise darme cuenta estábamos los dos semidesnudos chapando en el agua. De repente la temperatura dejó de existir, bien podría haber estado nevando.
El sexo en el agua, cómo el 69 y la familia, tienen demasiada buena prensa.
Mientras H me tocaba las tetas, me dí cuenta de que era la primera vez que alguien lo hacía desde que me crecieron. Era una especie de estreno, se lo tuve que decir. A él lo volvió loco y a mi eso me encantó.
- ¿Y qué onda sí te las chupo? - Me preguntó mientras bajaba besándome el cuello.
- No se, habría que ver - Le respondí muy kesanta.
Descubrí entonces que no tengo una sensibilidad particularmente desarrollada en esa zona, pero que ver a un hombre besándome ahí me resulta sumamente excitante.
No quiero seguir dando muchos detalles porque, si bien en el fondo solo soy una quinceañera escribiendo una fanfic medio porno sobre sí misma, tampoco me parece exponerme tanto. La cosa es que en un momento descubrimos qué había cosas que queríamos hacer para las que la pileta no resultaba el lugar más cómodo.
El sexo en el agua, el 69 y la familia me enseñaron a no confiar en nada que tenga demasiada buena prensa.
Una vez afuera la realidad nos atacó, descubrimos que seguía haciendo frío y que ambos estábamos muy borrachos y con el estómago vacío. Nos abrigamos y cocinamos unos fideos, cada tanto el seguía besándome y agarrándome. A veces todo lo que una chica necesita es un varón obsesionado con su culo.
Después de comer nos tiramos en la cama y yo estaba lista para retomar así que me subí encima suyo y le besé el cuello, el pecho, la panza.
- Che, de repente con la comida me agarró mucho sueño. ¿Te parece si frenamos por ahora y nos vamos a dormir juntos?
No voy a mentir, un poco me jodió. Un poco sentí que se le había ido el pedo y con él la calentura y que ya no quería nada. Que de alguna manera estaba de nuevo con El Carpintero y que en este vínculo tampoco iba a terminar de fluir lo del sexo. Pero a la vez, después de la noche increíble que habíamos pasado, después de habernos besado adelante de toda la ciudad, dormir abrazados me parecía casi mejor plan que coger. Y lo confirme cuando antes de dormir, mientras me hacía caricias en la espalda me dijo unas cosas.
- Esto necesita ella, que le hagan mimitos y la cuiden - Algún día me va a dar muchísimo asco haber romantizando esto, pero por ahora la verdad es que me encanta.
Nos despertamos a la mañana y seguimos besándonos. Pensé en volver a subirme encima suyo, pero sí me volvía a rechazar me iba a sentir completamente humillada y eso iba a cagar todo mi recuerdo de la cita más increíble que tuve alguna vez.
- ¿Vamos a desayunar? - Pregunté con la intención de que se ofreciera a ir al bar en el que nos habíamos encontrado la semana anterior y comprara de nuevo dos cafés y dos scones pero esta vez en la cama lo esperara yo.
- Uf, me matás, tengo un día terrible y ya estoy tarde - Respondió dejando la cama.
Entonces, aunque se que podría haber intentado quedarme con el recuerdo de la noche anterior, no pude evitar angustiarme.
Yo ya estuve acá, yo ya sé cómo es esto y no me gusta nada.
- Me encantaría verte antes de que te vayas pero no se sí voy a poder - Dijo haciendo alusión a mi viaje a Junin dentro de una semana, que no recordaba haberle contado pero me alegraba que tuviera presente - ¿Querés que hablemos cuando vuelvas?
Algo de lo que dijo y cómo lo dijo me dio mucha alegría.
Tal vez en serio quería volver a verme, tal vez no fue solo una cosa de borracho, tal vez nos super gustamos.
O tal vez estoy de nuevo agrandando todo lo que realmente sucede.
Tal vez no siga tan enamorada de esta ciudad como el enero pasado o el anterior. Tal vez no quiero que termine el verano pero ya no soporto el calor.
Tal vez tener la casa sola ya no me sirva para hacer fiestas o tener un novio nuevo cada día.
Tal vez lo que me toca ahora es quedarme tranquila, leyendo abajo del aire, esperando a que todos vuelvan.
DonnaTefa.
creo que estoy obsesionada con vos